Estos casos pueden indicarnos que el gato ha sufrido un traumatismo. Una caída desde gran altura,
el atropello de un coche o el ataque de un perro pueden provocar unas
lesiones internas que afecten a la capacidad pulmonar y, en
consecuencia, a la respiración. Una hemorragia interna, dolor intenso,
fracturas o neumotórax, que supone la pérdida de aire
de los pulmones, constituyen emergencias que pueden estar detrás de una
respiración rápida, superficial y abdominal.
En ocasiones, con hemorragia interna, el gato respira muy rápido y vomita sangre. Un gato que no consigue el oxígeno suficiente va a presentar una coloración azulada de sus mucosas, fenómeno conocido como cianosis.
El gato puede morir en breve si no recibe asistencia veterinaria y, aun así, el pronóstico será reservado. Requiere ingreso hospitalario para, en primer lugar, estabilizar al gato y, después, realizar las pruebas necesarias para diagnosticar la causa y tratarla.
En ocasiones, con hemorragia interna, el gato respira muy rápido y vomita sangre. Un gato que no consigue el oxígeno suficiente va a presentar una coloración azulada de sus mucosas, fenómeno conocido como cianosis.
El gato puede morir en breve si no recibe asistencia veterinaria y, aun así, el pronóstico será reservado. Requiere ingreso hospitalario para, en primer lugar, estabilizar al gato y, después, realizar las pruebas necesarias para diagnosticar la causa y tratarla.
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